Powered By Blogger

sábado, noviembre 03, 2007

LA HECATOMBE INSTITUCIONAL
" ?El poder para qué¿ dijo Dario Echandía. la respuesta la tendría Uribe, cincuenta años después.
Cesar Bustamante.

Con la aprobación de la reelección la estructura constitucional de la carta del 91 ha perdido muchas de las garantías impuestas como norma. La corte Constitucional está a punto de ser un apéndice del ejecutivo. La comisión nacional de televisión ni hablar y la junta monetaria del banco de la Republica con la próxima elección de miembro, quedará en manos del presidente, para no hablar sino de las más evidentes. Los Uribistas de pura sangre del país, que son mas de los que uno piensa, ya están calentando motores con el tema de la tercera reelección y el presidente que asume ser frentero en todo, como dice el columnista Ochoa, en esto es culebrero y parece zigzaguear impunemente. Nada más dañino que un tercer periodo presidencial y menos creer, que sin el doctor Uribe este país no puede existir. Solo los dictadores piensan que el mundo no sobreviviría a su extinción y curiosamente no solo nuestro apreciado mandatario se ha creído el cuento, sino que es acolitado por una corte del más variopinto pelambre, donde paradójicamente se encuentran nombres, que por el talante intelectual, uno se sorprende que estén de acuerdo con semejante alcahuetería. Una de las ideas directrices de las revoluciones burguesas (Revolución Francesa, Independencia de las Colonias norteamericanas, etc.) fue la necesidad de construir regímenes políticos donde el poder pudiera separarse para introducir el control de unos sobre otros mediante un sistema de pesos y contrapesos. De esta manera se distribuyó el poder de hacer las leyes, el poder de hacerlas cumplir y otro distinto, el encargado de dirimir los conflictos (Poderes legislativo, Ejecutivo y Judicial). Las dos funciones más importantes del Presidente dentro de un régimen presidencial son las de jefe de Estado y jefe de Gobierno. En los dos últimos periodos, mirando por encima de la carta constitucional, se nos ha querido vender la idea que, un solo hombre encarna el cumulo de soluciones que le permitirán salir al país del atolladero en que se encuentra y por encima de la institucionalidad, como mandato divino, este ser inmaculado, es el único capaz con el mundo de problemas concentrado en el territorio que solomos llamar Colombia. Idea mas falsa y que pone toda nuestra estructura jurídica en tela de juicio. Aquellos, que están forzando de nuevo un cambio en las reglas del juego, se le debe recordar que no se puede estar reformando la carta constitucional al capricho del mandatario de turno, sino donde están las garantías y para que Constitución.