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martes, diciembre 18, 2007

EL PARAMILITRISMO BALANCES DEL 2007


De los fenómenos más catastróficos de nuestra historia, el paramilitarismo constituye la joya de la corona. Alimentado de narcotráfico; desbordado de violencia; masacres, se asume como justicia privada; oficina de cobranza y extorsión; establece alianzas con buena parte de la clase política, obteniendo gracias a ello el dominio de amplios sectores de la salud, los juegos e incluso secretarias y contratos; tiene el monopolio de la seguridad privada en las principales capitales y por último, rueda suelta de poder soterrado y encubierto en muchos municipios en medio del galimatías social que padece infatigablemente este país. Su genealogía, su historia y el enquistamiento paulatino en casi todos los estamentos de la sociedad Colombiana,están lejos de ser verdaderamente estudiados. Fernando Cubides publicó hace varios meses un excelente trabajo sobre este flagelo, que es preciso leer con atención. Los informes presentados por la revista “Semana” de inigualable claridad, dilucidan muchos de sus efectos . Claudia López refiriéndose al tema expresa con angustia: “Un año más de paramilitarismo y parapolítica. Un año de confesiones parciales, escabrosas, pero alentadoras. Un año de evidencia de tantos abusos, de cientos de fosas, de miles de muertos. Otro año sin un solo acto público del Presidente para honrar a esas víctimas. Un año en que la Corte Suprema defendió la justicia y la verdad, a pesar de complots contra sus jueces e investigadores, mientras que, en sentido contrario, el Consejo de Estado declaró compatibles los intereses del paramilitarismo con los intereses públicos de los congresistas. Vendrá un año de retos para la Corte Constitucional, que tendrá que pronunciarse frente a exabruptos como ese. Un año más de evidencias sobre vínculos de políticos, agentes de la fuerza pública, jueces y demás dirigentes nacionales con el paramilitarismo y el narcotráfico.” La primera confusión que se presenta cuando uno se enfrenta a este fenómeno es el encubrimiento y lo gaseoso del término que lo aborda en su totalidad: Paramilitarismo: que siendo un recurso lingüístico sin igual, cumple un papel disuasivo, que oculta su verdadera naturaleza y vela los poderes que lo conforman y la naturaleza de sus crímenes y abusos desbordados.
En este año, hemos visto a sus comandantes ir confesando sin el menos rubor innumerables masacres, las alianzas con el sector privado y señalar directamente a gremios alcahuetas; a políticos connotados capturados y a lo mas granado de los aliados del gobierno comprometidos en tan flagrantes hechos. No se explica por ello como el gobierno a través de una reforma pretende darle salida política a estas atrocidades, con una ley que les permitiría a ciertos actos de lesa humanidad tener el carácter de delitos políticos.
Lo peor. Los principales grupos están desmovilizados, pero sus estructuras continúan vigentes y responden a sus jefes mediante un aparato militar en pie y atento. Las oficinas de cobranza y extorsión, para citar solo la ciudad de Medellín, han adquirido un poder sin igual y están remplazando a los jueces sin que nadie haga nada para impedirlo. Está claro también que el paramilitarismo quiere hacerse visible políticamente y su intención es compartir la cuota de poder que hasta ahora mantenía desde la ilegalidad. No es nada bueno la disyuntiva para el 2008, pero es evidente que el balón lo tiene el gobierno y la justicia. Amanecerá y veremos.