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domingo, abril 06, 2008

QUIEN ERA JORGE ELIECER GAITAN

El más grande caudillo del siglo veinte de Colombia se llama Jorge Eliecer Gaitán. El negro era pura voz, inteligencia, pueblo y esperanza. Saludaba en sus discursos con arengas cargadas de fervor que hacían estremecer a la multitud que lo adoraba: “Chusma atrevida y ladrona: ¡A la carga! Algunos señalan que nació en Bogotá en el barrio "Las cruces" en el año de 1898. A pesar de ello el municipio de Manta Cundinamarca, se suele señalar como el verdadero lugar de origen. En 1920, comenzó sus estudios en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia de la cual obtuvo su título de abogado en 1924 con la tesis: "Las ideas socialistas en Colombia". Iván Martin Taborda, en un articulo para la Biblioteca Luis Angel Arango, establece con precisión la importancia que tenía para el pueblo: “No es exagerado considerar que las clases subalternas, tradicionalmente excluidas del escenario político, encontraron en Gaitán su mejor representante e intérprete, circunstancia que le permitió generar un movimiento de masas sin precedentes en la historia de Colombia, y que muchos en su momento identificaron, no equivocadamente, como revolucionario.” ¿Como, este hombre de extracción humilde logra consolidarse como una alternativa sobre la cual confluyen todos las esperanzas de la clase media y popular de un país en ciernes de vivir la peor violencia de que se haya tenido historia? Todas las biografías suelen dar los hechos sobre su vida de manera muy puntual, pero pocos se preocupan por mostrar una genealogía más milimétrica de la formación de este líder, que muestre la formación de su carácter y el origen de tan hondas convicciones. Aun así su vida se resume en estos hechos esenciales: “En 1922 con apoyo familiar, se dirigió a Italia e ingresó a la Real Universidad de Roma donde obtuvo el título de doctor en jurisprudencia en los años 1926-28 con la tesis “El criterio positivo de la premeditación”, que le significó la mención académica Magna cum Laude. Fue elogiado y apreciado por quien fue su profesor Enrico Ferri, el más prestigioso tratadista penal europeo en aquellos años. Tras regresar a su país en 1928, fue elegido representante de la Cámara, desde donde denunció la masacre de los trabajadores de las bananeras del Magdalena (Masacre de las bananeras), que quedó inmortalizada en la obra de Gabo “Cien años de Soledad”, lo que le valió el título de «tribuno del pueblo», con el que le honrarían los sectores populares. En 1931, elegido presidente de la Cámara de Representantes, ejerció también como docente de la cátedra de Derecho Penal en las Universidades Nacional y Libre, siendo nombrado rector de ésta última. Su postura en contra del monopolio de la tierra le granjeó un amplio apoyo del campesinado. En 1933 fundó la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR) y su órgano periodístico El Unirismo, que poco tiempo después disolvió para vincularse al Partido Liberal, y desde donde planteó la necesidad de una reforma agraria. Nombrado alcalde de Bogotá en 1936, llevó a cabo importantes reformas sociales; promovió la municipalización de los servicios públicos; trató de establecer los restaurantes escolares; además de esto tuvo un grave conflicto con los conductores de taxis por tratar de uniformarlos. En 1940 fue nombrado ministro de Educación, emprendiendo una ambiciosa campaña de alfabetización; implantó el zapato escolar gratuito, los restaurantes escolares, el cine educativo ambulante y la extensión cultural masiva. En los años siguientes, Gaitán continuó su intensa vida pública como jurista, político y caudillo. Su acción política se dirigió contra las oligarquías y por la restauración moral de la república. En junio de 1945 presentó a consideración de la Convención Liberal su candidatura para la presidencia de la República, pero fue rechazada por los líderes del partido quienes favorecieron a Gabriel Turbay. Gaitán se rehusó a cumplir la decisión de la convención y lanzó su candidatura para las elecciones del 5 de Mayo de 1946. Esta división del partido Liberal favoreció el triunfo del candidato conservador Mariano Ospina Pérez. Así el partido Conservador recuperaba el gobierno después de 16 años de gobierno Liberal. Gaitán resurgió con nuevos ímpetus en las votaciones del 16 de marzo de 1947 para el Congreso, en donde logró una mayoría indiscutible en el Senado (73 senadores Liberales y 58 Conservadores) y en la Cámara (34 representantes Liberales y 29 para Conservadores). El 24 de octubre Gaitán fue proclamado jefe único del Partido Liberal. En 1948 recibió el título de doctor honoris causa en Ciencias políticas y sociales de la Universidad Libre. Durante el mismo año obtuvo un resonante triunfo en su carrera de abogado, al lograr la absolución de un militar acusado de la muerte de un periodista. Su asesinato se produce el 9 de abril a las 1.05 de la tarde en hechos que el país no cesa de recordar todos los años. A Plinio Apuleyo Mendoza, alguna vez le preguntaron en que momento se jodio Colombia y respondió con suma inteligencia: A la 1.05 del nueve de abril de 1948.
Algunas frases le recuerdan con exactitud:
· “Por la restauración moral de la república, pueblo: a la carga!"
· "El pueblo es superior a sus dirigentes."
· "Hay que procurar que los ricos sean menos ricos y los pobres sean menos pobres."
· "Esta avalancha humana: libra una batalla, librará una batalla; vencerá a la oligarquía liberal y aplastará a la oligarquía conservadora."
· "Ninguna mano del pueblo se levantará contra mí y la oligarquía no me mata, porque sabe que si lo hace el país se vuelca y las aguas demorarán cincuenta años en regresar a su nivel normal."
· "Yo no soy un hombre, soy un pueblo."
· "la democracia y la política tienen que ir llevadas de la mano, el pueblo es parte de el así que se tiene que hacer valer"
Es un hecho indiscutible, su asesinato partió la historia de Colombia en dos y aun no nos redimimos de la violencia desatada desde esta fecha. Los análisis políticos sobre el tema son demasiados y Colombia inexplicablemente se desangra desde la época. No hemos aprendido a resolver nuestras diferencias políticamente, el asesinato y la masacre constituyen pan de cada día. Aun se discute si el asesinato hace parte de una conspiración o si fue el acto aislado de un hombre con problemas mentales. La historia aun es narrada con infinidad de dudas y vacios e incluso la interpretación sobre lo ocurrido es tema de debate. En todo caso recordar no hará reflexionar un poco sobre nuestra atribulada realidad. Amanecerá y veremos