Cada vez que se
presenta una crisis o una diferencia, en el proceso de paz de la Habana, los
críticos se rasgan las vestiduras y le caen encima al presidente, atendiendo a
un oportunismo político que no corresponde con la importancia del acuerdo para el país. El acuerdo no es fácil y las declaraciones fuertes son el pan
de cada día, lo que no pueden las partes es salirse del protocolo creado por
ellos mismos y menos romper la confidencialidad que camufla las conversaciones frente a las
incidencias externas que puedan distanciarlas.
Lo que
está pasando es producto del momento pre-electoral actual que calienta el debate, el resultado de los acuerdos determinará quién será el próximo presidente. Algunos
críticos menos perspicaces han dicho que se está politizando el proceso en una
ignorancia absoluta. Claro que es un proceso eminentemente político. Los
marcos de conceptualización sobre los que se trabaja en la mesa ponen otra
vez en cuestión el papel del propio estado para la sociedad, el tipo de
democracia que queremos y como se tratará el problema de la propiedad desde la ley entre otros.
El presidente determino
unos tiempos precisos para entregar este acuerdo y la FARC es consciente de las
presiones que se tienen sobre los mismos.
De la claridad que la mesa le dé al desarrollo de los acuerdos, sin
importar las diferencias, depende gran parte del futuro del país. Pienso que es
el momento de la paz, las críticas deben
recibirse todas con beneficio de inventario y la mesa debe ser más inteligente que las
circunstancias. Esto quiere decir, que sólo de ellos depende la seriedad del
proceso y su propia celeridad.
Mark Chernik escribió en
la revista de la universidad de los Andes hace ya un tiempo: “¿Por qué Colombia no ha
podido llegar a un acuerdo de paz? La respuesta siempre es que el caso de
Colombia es excepcional. Que Colombia no es El Salvador, no es Israel. Que las
condiciones colombianas son diferentes, y los conflictos más complicados, con
múltiples actores y fuentes de violencia. Los palestinos y los israelitas sí
pueden llegar a un acuerdo, pero Colombia no. Debe pensarse que Colombia no es
excepcional. Se puede aprender de otras experiencias. Las condiciones en
Colombia, a pesar de sus particularidades, no indican que sea imposible llegar
a una solución negociada. Al contrario, desde la perspectiva de alguien que
como yo ha observado detalladamente el proceso desde sus comienzos, en 1982,
creo que es objetivamente factible llegar a la paz en este país. No hay buenas
razones por las que no se pueda alcanzar la paz, aun dada la violencia entre los
múltiples actores en conflicto”.
Los partidos, el
congreso, los gremios y la sociedad civil en general deben participar desde una
perspectiva crítica y con la premisa clara, que solo en la mesa podrá salir un acuerdo global
que nos permita pensar en un principio de paz.
Es preciso recordar que
“ Colombia tiene la insurrección más
antigua del continente, también se distingue por tener los procesos de
negociaciones más largos de la región. Ya llevan 14 años ( Más de 30 años de
negociaciones), si se empieza con las amnistías de 1982. Durante este tiempo ha
habido muchas interrupciones, desvíos, nuevos conflictos y algunos éxitos
parciales. Asimismo, en los últimos años, el mundo ha cambiado radicalmente.
Por primera vez hemos visto procesos de paz, en otros países, que llegaron a
soluciones negociadas en conflictos internos, a pesar de tener éstos raíces muy
profundas. En el año 82, cuando se comenzó el primer proceso de paz en
Colombia, no existían modelos internacionales para resolver una guerra
civil a través de negociaciones. Había perdedores o ganadores, pero no
había casos de negociaciones exitosas dentro de la historia de las
terminaciones de los conflictos civiles. Desde ese entonces especialmente con
el fin de la Guerra Fría han surgido numerosos casos de soluciones negociadas
en Centroamérica, África y el Medio Oriente”.
De nosotros depende que
lleguemos a una paz concertada. Espero que el arribismo por el poder de nuestra
clase política, lo lleve a olvidar la prioridad urgente del país, la que debe atender con
diligencia: "La paz", el momento histórico así lo amerita.
Los vídeos presentados con fechas muy diferentes nos demuestran las diferencias conceptuales del proceso y lo difícil del mismo.
Los vídeos presentados con fechas muy diferentes nos demuestran las diferencias conceptuales del proceso y lo difícil del mismo.