Negociar en medio del conflicto requiere tacto y sabiduría.
El acto de crueldad en Cauca (la muerte de 11 soldados en un bombardeo
inexplicable) y lo inoportuno muestra la carencia
absoluta de olfato político y sentido común de la FARC.
Admito que desconozco lo que sucede
en las áreas más vulnerables donde se desarrolla el conflicto y que solo las
personas allí establecidas viven y conocen las tensiones y peligros que el
mismo suscita, en todo caso no son fáciles, para quienes siempre han vivido en guerra. La muerte de los once soldados en Cauca, la semana pasada, fue un aleve asesinato, estos se encontraban en total indefeccion, en momentos en que se suponía había una tregua pactada. La gravedad de lo sucedido, generó la peor reacción ciudadana y una
crítica a los diálogos antes no vista; aprovechada descaradamente por los
enemigos del proceso de paz de la Habana, como corresponde a su revanchismo
político.
Los diálogos no se han suspendido ni un ápice y están en una
etapa de suma importancia, pese a lo sucedido en el departamento de Cauca. El
presidente, sigue sin poderle dar un manejo adecuado al proceso en los medios
de comunicación y las redes sociales, eso que los expertos llaman socializar el
proceso y paga costos muy caros por esta falencia.
Esta semana ha vivido las consecuencias directas de esta
falta de manejo de los medios, su popularidad está muy baja y lo que es peor, la
gente parece no comprender a cabalidad la importancia del proceso de la Habana. Algunos sectores pretenden volver a darle al conflicto sólo soluciones militares, a esto le apuesta una derecha recalcitrante, es una verdad de Perogrullo que
les conviene mucho el fracaso de los diálogos, pues esta será la punta de lanza
de su campaña para obtener la presidencia en las próximas elecciones. Se necesita en los actuales momento mucha prudencia y demostrarle al país con hechos concretos que el proceso cumplira con sus propósitos.
Una pareja venía
caminando por la sabana, en el oriente del África, mientras nacía la estación
de las lluvias. Aquella mujer y aquel hombre todavía se parecían bastante a los
monos, la verdad sea dicha, aunque ya andaban erguidos y no tenían rabo.
Un volcán cercano,
ahora llamado Sadiman, estaba echando cenizas por la boca. El ceniza ¡guardó
los pasos de la pareja, desde aquel tiempo, a través de todos los tiempos. Bajo
el manto gris han quedado, intactas, las huellas. Y esos pies nos dicen, ahora,
que aquella Eva y aquel Adán venían caminando juntos, cuando a cierta altura
ella se detuvo, se desvió y caminó unos pasos por su cuenta. Después, volvió al
camino compartido.
Las huellas humanas más
antiguas han dejado la marca de una duda.
Algunos añitos han
pasado. La duda sigue. EDUARDO GALEANO
En pleno aniversario de la muerte de Gabriel García Márquez, se no fueron
Gunter Grass, Eduardo Galeano y Ernesto Cardenal, tres grandes escritores,
quienes fueron referencia obligatoria de una época, dejaron
una obra importante para las letras universales. Toda una
pléyade de pensadores y escritores del siglo XX han venido desapareciendo,
marcando definitivamente la extinción de una generación de suma importancia en
la historia.
Gunter Grass es uno de los escritores más grandes del siglo
XX, ciudadano Alemán, sufrió todos los avatares de la Alemania en este siglo. Esta nación
estuvo comprometida seriamente en las dos guerras mundiales, generó los hechos oprobiosos
del genocidio nazi de tantos costos para su pueblo y el pueblo judio, padeció los problemas de la posguerra y tuvo la división flagrante de su territorio
gracias a la guerra fría. Hoy es una potencia comercial y política, que aún no
ha hecho una catarsis completa con su pasado, pero que gracias a novelas como “El
tambor de hojalata”, ha podido tener las herramientas para descifrar todo el
cumulo de acontecimientos, hechos que la generación de hoy tiene sometida a un proceso
de revisión histórica de suma importancia. Es un obra que desde la condición estética,
constituye un patrimonio para la humanidad, aborda el tema de la guerra de manera
magistral. En el caso personal, esta novela ha dejado huellas imborrables y de
hecho su personaje central, pese al enfrentamiento frontal que asume frente a
los hechos que vivía, me producía una especie de terror, de miedo. He leído varias
veces esta novela, además sus memorias, así como los artículos de prensa.
Gunter Grass fue un hombre polémico y como buen Alemán, de una inteligencia
abrumadora.
Eduardo Galeano es una referencia obligatoria para entender
los procesos de opresión de Latinoamérica. Fue un hombre siempre comprometido
con la situación de inequidad de nuestros pueblos y describió de manera
detallada el itinerario de explotación de nuestras riquezas en toda su
dimensión. Su prosa era impecable y de ella dan muestra los textos literarios
que son de una riqueza textual sin discusión y se dejan leer con absoluto
agrado. Era además un tipo encantador, con una conversación siempre fresca y
sus denuncias estaban por fuera de ese comunismo mamerto tan de moda en el
siglo XX. Quien puede olvidar “Las venas abiertas de américa latina”, creo que
nadie, todos leímos esta obra con absoluto asombro.
Su texto “El libro de los abrazos”, me parece de una factura
especial, escrito con el más profundo compromiso de rescatar la memoria de
nuestros pueblos desde la voz y la experiencia de sus protagonistas. La técnica
utilizada fue novedosa y le permite al lector tener fotografías en prosa, cortas,
humanas y bien hilvanadas. Cada recuento le deja a uno impertérrito, conmovido
y le suma a nuestra piel un pedazo de américa y un sentimiento de pertenencia
inolvidable. Lamentaremos mucho su ausencia. De este corte son sus libros sobre
el futbol y algunas obras más, que es preciso traer a colación en próximas entregas.
Ernesto Cardenal es el poeta de la revolución. Un nicaragüense
en todo el sentido amplio de la palabra, Su voz, entrañable, le canta a su pueblo y rescata, usa la lengua no
como un simple artificio de la memoria, sino en su condición esencial. Hay un
texto sobre su experiencia en cuba que nunca se me ha podido olvidar. Lamento
profundamente su desaparición y espero nuestros no seamos inferiores a la
grandeza de su nombre.
Esperamos que se vuelvan a publicar algunos textos de estos
tres grandes de las letras universales.
El presidente Obama
desatendiendo a una clase política ultraconservadora y a ciertos atavismos de
la política exterior de su país, que responde a intereses muy puntuales, anquilosados en el congreso dominado por los republicanos, se la ha jugado con
absoluta convicción y entereza, con la firma de un acuerdo con Irán, que cambia radicalmente su política
exterior. Está claro que el mandatario quiere dejar de un lado el
intervencionismo militar obcecado en la región, que entre otras cosas mueve
intereses económicos muy grandes y perversos.
Las intensas
negociaciones en Lausana, Suiza, entre Irán y los EE.UU, establecieron un marco
de acuerdo que deberá ser perfeccionado de aquí a junio. Aun no se han
analizado en toda su complejidad las repercusiones que genera este
acuerdo, en lo que respecta al ajedrez político mundial, ni mucho menos las
modificaciones que se tendrían que darse en las agendas internas de algunos países
de oriente y occidente. “Irán, que desde 2002 venía desarrollando un programa
nuclear secreto terminó aceptando el pragmatismo de la negociación ante las
graves consecuencias internas de las sanciones impuestas por la ONU en 2006. En
esta ronda Teherán aceptó llevar a cabo una reducción del 75% en su capacidad
de enriquecimiento de material nuclear y su uso para fines civiles. Sus
reservas de uranio enriquecido disminuirán de 10.000 kilos a 300 en 15 años.
Obama no dudó en afirmar que esta es “la mejor forma de impedir que Irán construya
una bomba nuclear (…)”. La verificación será permanente y si en seis meses se
cumple con la meta trazada se levantarán definitivamente las sanciones”.
Las decisiones de este
calibre son tratadas por la prensa de manera general y pocos atienden las
condiciones precarias a que se ha sometido un país, las que vive el ciudadano
de a pie, por razón de las sanciones económicas impuestas por occidente que,
aun siendo muy rico lo convierten en un paria. Este es el caso de Irán, quien ha
pagado un costo muy alto: Hambruna, inflación, desabastecimiento, para solo
citar algunas.
Sí algo está claro en
este punto de la historia, es que el intervencionismo militar no ha traído sino
resentimiento y de alguna forma a fomentado el radicalismo Islamita y el
terrorismo. Obama, sabe lo que está en juego en su país, conoce perfectamente a
la oposición ultraconservadora, algunos pesos pesados de la industria de guerra
que se nutre de estos conflictos y de la posición radical de Israel de la mano
de la mano de Benjamín Netanyahu. Se
advierten cuáles son sus temores: Es el desconocimiento del estado Israelita
por parte de Irán, “Por este motivo, Netanyahu exige que en el acuerdo final
los iraníes reconozcan a Israel. Mientras tanto, por el lado árabe, el temor
está vinculado a que un Irán chií fortalecido ponga en calzas prietas a los
regímenes del Golfo que profesan la fe Suní. De esta manera las repercusiones
del acuerdo final se harán sentir en los conflictos de Siria, Irak, Yemen y,
por supuesto, Israel y Palestina. Obama ha tratado de calmar las aguas en
conversaciones telefónicas con el Rey Salman de Arabia Saudita y con Netanyahu.
Además hará una pronta reunión en Camp David con varios de los emiratos del
Golfo Pérsico”.
Quiero relevar la
tenacidad del presidente Obama, al igual de lo que le pasó con la reformas que favorecen a los emigrantes, el
cambio en la política y relaciones con Cuba, donde ha demostrado de lo que es
capaz, enfrentando al congreso radical y ultraconservador, que va ganando
adeptos de manera inexplicable, en este caso específico, terminó en un acuerdo
por encima de toda la oposición. El cambio consistió básicamente, en darle un
manejo eminentemente político, una salida civilizada, a la política con oriente
y puntualmente con Irán, pese a las posiciones históricas que parecían contradecir
cualquier óptica por fuera de lo acostumbrado. En adelante no la tendrá fácil,
pero espero, con el sentido de trascendencia que le ha dado a su política en
los últimos meses, el presidente salga avante en este tratado.
Ayer murió este excelso
jurista Colombiano, cuya vida es un verdadero ejemplo para las nuevas generaciones, célebre por algunas jurisprudencias, las cuales son verdaderos
tratados, que reflejan la calidad de su
formación y la visión humanística que le dio al ejercicio del derecho. Fue ejemplo de pulcritud y tuvo
siempre un profundo respeto por la democracia y la libertad de pensamiento. Se
graduó en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de
Antioquia y asistió a la Universidad de Harvard como estudiante
especial en las áreas de jurisprudencia, Derecho Constitucional y Teoría
Política.
Varias veces candidato a la presidencia por la izquierda, en un país permeado por la corrupción, su vida
política fue un crisol en medio del fango de una clase política perversa, que se acostumbró a eliminar a sus contendores antes que someterse al
debate ideológico. Carlos presenció el exterminio de un partido político de
izquierda en pleno, del empoderamiento del paramilitarismo y la persecución
obcecada de la derecha radical.
Quien mejor habla de su
vida, son sus jurisprudencias y algunas ponencias, que expresan su pensamiento
liberal, su formación filosófica y una ética que lo enaltece, inmodificable por encima de todo, en un país donde todo es transable. Expresó en la famosa sentencia que despenalizo el consumo de la dosis
personal en Colombia: “Porque dentro de un ordenamiento informado por
principios de filosofía liberal, no puede el estado sustituir al individuo en
la evaluación de lo que para éste puede resultar provechoso o nocivo. Como
fundamento constitucional de esta tesis invocamos especialmente dos normas: el
mismo artículo 1 de la CN que señala el respeto de la dignidad humana y el artículo
16 que consagra como uno de los derechos fundamentales de la persona: El libre
desarrollo de la personalidad. Reconocido el sujeto moral sobre esa doble base:
respecto a su dignidad humana y libre desarrollo de la personalidad, la
imposición de deberes en su propio beneficio resulta incongruente, Porque una
vez se reconoce la persona como sujeto moral, y en consecuencia responsable y autónoma,
no se le puede arrebatar la capacidad de tomar decisiones en asuntos que sólo a
ella incumben (Tal, es el consumo de droga). La restricción de su órbita de
libertad sólo es legítima, entonces, cuando se hace, no en función de sus
propios intereses sino en función de los otros sujetos morales con quien esta
evocado a convivir”.
En “El olvido que seremos,
la excelente obra de Héctor Abad Faciolince,
hay unas páginas memorables sobre Carlos Gaviria:”Llegó una nueva generación
de estudiantes cada vez más de izquierda a hacer frente a la época del Estatuto
de Seguridad de Julio César Turbay. Profesores como Abad y Gaviria eran vistos,
paradójicamente, como “burgueses, conservadores decadentes y retardatarios”. La
mayoría de maestros no soportó la presión y renunciaron, excepto este par de
amigos que defendían “el estudio serio” más allá de cualquier tendencia
ideológica. Ellos no sólo coincidían en su visión de la academia, en su
espíritu humanitario, en la defensa a ultranza de las causas sociales en
especial la del respeto a los derechos humanos, sino en la del país que soñaban
a pesar de la guerra y hasta en la literatura, porque se podían sentar a hablar
horas de filosofía desde Platón o de poesía desde Sófocles para rematar con
Borges, al que los dos recitaban. Cultivaron esas afinidades hasta los años 80
cuando, una vez más, la violencia los acorraló. Esta vez por cuenta del
paramilitarismo que ordenó, con ayuda de miembros de los organismos de
seguridad del Estado, elaborar una lista de dirigentes de la izquierda política
que serían asesinados, uno por uno, acusados en panfletos amenazantes de
“idiotas útiles” del comunismo y la guerrilla.“Al
final de la reunión, Carlos Gaviria la preguntó a mi papá qué tan seria le
parecía la amenaza personal de la que se había hablado esa mañana por la radio.
Mi papá lo invitó a que se quedaran un rato más conversando, para contarle.
Abrió una pequeña botella de whisky en forma de campana (que Carlos se llevó
vacía esa tarde y todavía conserva de recuerdo en su estudio), le leyó la lista
que habían enviado, y aunque dijo que la amenaza era seria, repitió que se
sentía muy orgulloso de estar tan bien acompañado. ‘Yo no quiero que me maten,
ni riesgos, pero tal vez esa no sea la peor de las muertes; e incluso si me
matan, puede que sirva para algo’. Carlos volvió a su casa con una sensación de
angustia. “Al final de la reunión, Carlos Gaviria la preguntó a mi papá qué tan
seria le parecía la amenaza personal de la que se había hablado esa mañana por
la radio. Mi papá lo invitó a que se quedaran un rato más conversando, para
contarle. Abrió una pequeña botella de whisky en forma de campana (que Carlos
se llevó vacía esa tarde y todavía conserva de recuerdo en su estudio), le leyó
la lista que habían enviado, y aunque dijo que la amenaza era seria, repitió
que se sentía muy orgulloso de estar tan bien acompañado. ‘Yo no quiero que me
maten, ni riesgos, pero tal vez esa no sea la peor de las muertes; e incluso si
me matan, puede que sirva para algo’. Carlos volvió a su casa con una sensación
de angustia”[1].
Gaviria para mí era un crédulo
profundo de la democracia, a pesar de todas las carencias del sistema, más en
un país como el nuestro plagado de malas formas; lector infatigable, con la
ventaja, de agregarle al ejercicio de su profesión todo el talante de su
formación, lo que constituyó de antemano una garantía y un
aporte invaluable al derecho desde su pluma.
Los ejemplos de entereza en
su vida cotidiana son muchos y en política ni se diga, pues le toco vivir la peor violencia de Colombia. Espero este país sepa rendirle el
homenaje que se merece y no olvide nunca sus enseñanzas. Ahí quedan sus
escritos.