Cuando aparece un texto que amerita por
su calidad que sea reproducido, suponemos con la anuencia tacita del autor, es
un deber divulgarlo, como sucede con este artículo, aparecido en su blog en “El
País” de España. Patricio Pron es uno de los escritores más lúcidos que
conozco, innovador de sobremanera y enamorado de la buena literatura. Escribe
con mucho rigor, sus artículos no solo generan un dialogo permanente con la
literatura, sino que incitan a la lectura y siempre traen valiosos aportes, su
prosa es impecable, cuidadosa. Le leo con asiduidad. Espero lo disfruten como
lo hice, pues me evocó dos escritores, que empecé a conocer a través de Martin
Amis, en un libro publicado por Anagrama, llamado Experiencia y que hoy hacen
parte de mi universo.
"Follador
P. A. Larkin, calle Sodomita 49, Chico Excremento (Adjunto Primer O.J.E.T.E.);
Remite Metededo, Línea del Monte, Campo Cagarro, La Raja". La dirección no
existe, por supuesto: es uno de esos inventos maliciosos que Kingsley Amis
incluía en su correspondencia con Philip Larkin y provocaban en ambos una
alegría infantil.
Larkin
y Amis se habían conocido en el prestigioso St. John's College de Oxford en abril
de 1941. "Cuando se conocieron", afirmó en una ocasión Martin Amis,
el brillante hijo novelista de Kingsley, "los dos tuvieron la impresión de
que por fin habían encontrado alguien más brillante que ellos mismos".
Kingsley había nacido en el sur de Londres en 1922; Larkin, en Coventry ese
mismo año. Ambos deseaban convertirse (y lo conseguirían, por supuesto) en
escritores importantes, pero, al margen de este propósito, había pocas cosas
que tuvieran en común: la educación en Oxford, el interés por la poesía y el
jazz, el desprecio a la fatuidad no sólo en literatura y el amor por el
alcohol, que a Larkin le inspiraría algunos poemas como "Estudio de los
hábitos de lectura" y "Compasión en blanco mayor" y a Amis todo
un libro, Sobrebeber (sic), también publicado recientemente en español.
Las
diferencias entre ambos, por otra parte, eran evidentes, y se harían más
visibles con el tiempo. Amis se casó dos veces y tuvo tres hijos; Larkin nunca
se casó, y buena parte de su obra está destinada a denunciar ambas cosas: sus
poemas "Egoísta es el hombre" ("Nadie puede negar, no, / que
Arnold es menos egoísta que yo. / Se casó con una mujer para que no se le fuera
/ y ahora la tiene allí hasta que se muera"), "Llévese uno para los
niños" ("Un juguete vivo es siempre una novedad, / pero al final uno
también se cansa") y su célebre "Sea este el verso", que
comienza con la frase "Bien que te joden tus padres" y culmina
aconsejando "Escapa lo antes que puedas / y no tengas hijos".
Las
carreras literarias de los dos también presentan diferencias sustanciales. Amis
disfrutó del éxito desde la publicación de su primera novela, la hilarante
Lucky Jim (1954), que llevó a la crítica especializada a asociarlo al
movimiento literario de moda, el de los radicales Angry Young Men o
"Jóvenes Enfurecidos". Larkin, a pesar de la aceptación inicial de
sus (magníficas) novelas Jill (1946) y Una chica en invierno (1947), se
convirtió en un poeta enormemente respetado pero no especialmente exitoso comercialmente,
a lo que contribuyó el hecho de que nunca vivió en Londres: mientras, allí,
Amis iba de cóctel en cóctel, haciendo y destruyendo reputaciones, Larkin
ordenaba libros en alguna biblioteca universitaria en Belfast o Hull. Mientras
Amis viajaba por el mundo (un poco a la manera del espía James Bond, que tanto
le gustaba y para el que escribió una novela con pseudónimo, Colonel Sun),
Larkin seguía en Hull y escribía una poesía de tono menor, deliberadamente
provinciana. Al tiempo que Amis ganaba una considerable cantidad de dinero, y
presumía de ello, Larkin vivía en una habitación sin lujos. Mientras Amis
parecía incansable (siete libros de poemas, veintiséis novelas, tres libros de
relatos, once libros de no ficción), Larkin se agotó o creyó agotarse después
de haber publicado tan sólo las dos novelas antes mencionadas, una selección de
ensayos y cinco libros de poemas, incluyendo los fundamentales Engaños (1955),
Las bodas de Pentecostés (1964) y Ventanas altas (1974). De hecho, cuando se le
quiso hacer el mayor honor que puede recibir un poeta inglés, el de ocupar el
puesto de poeta laureado, lo rechazó afirmando que "el impulso de escribir
poemas me abandonó hace siete años, periodo en el cual no he escrito
prácticamente nada. Naturalmente es una decepción, pero prefiero no escribir
poemas a escribir poemas malos". Amis, por su parte, no rechazó la Orden
del Imperio Británico cuando ésta se le ofreció en 1981.
Las
amistades entre escritores nunca son fáciles de explicar, no están exentas de
rispideces y, por lo general, acaban en desastre. En sus cartas a Mónica Jones
(lo más parecido que tuvo a una relación estable), Larkin se queja
permanentemente de Amis: de que sus visitas son extenuantes, de que su casa
está sucia, de que no reconoce públicamente su aporte a los libros con los que
lo ha ayudado, de que es un tacaño, de que bebe mucho ("el sábado fuimos a
Dublín, bebimos todo el camino hasta allí, allí, y todo el camino de regreso:
todavía me estoy recuperando", le cuenta en 1951), de que es fatuo.
"No es su éxito lo que me molesta más, sino su inmunidad a las
preocupaciones y al trabajo duro, aunque su éxito también me molesta",
escribe en 1956, y agrega: "No me sorprende que pueda escribir".
A
pesar de todo ello, muy pocas amistades entre escritores han tenido la
importancia para sus protagonistas como la que tuvieron la de Larkin y Amis: el
primero sometía sus poemas a la opinión del segundo antes de darlos a la
imprenta, y Amis solía hacer lo mismo con sus libros. En 1953 Larkin le cuenta
a Mónica: "Kingsley me ha enviado un montón de mecanografía diciendo que,
ya que Reading quiere publicarle un libro de poemas, por qué no se los
selecciono, los mejoro, los arreglo y pienso un título". No es necesario
decir que Larkin lo hizo, y que Amis hizo cosas similares por los libros de su
amigo bibliotecario.
La
publicación simultánea de los Cuentos completos de Amis y Una chica en invierno
de Larkin parece una buena oportunidad para recordar esa amistad y el hecho de
que no siempre las relaciones entre escritores son peligrosas. Amis murió en
1995; en los últimos años de su vida había regresado con su primera esposa, con
cuyo marido se vio también obligado a convivir. Larkin podría haber escrito un
magnífico poema acerca de este matrimonio de tres ancianos, y Amis le hubiese
respondido con un exabrupto de los suyos, pero Larkin había muerto en 1985 y
Amis, esta vez, no tenía su dirección ni podía inventársela.
DATOS
BIOGRÁFICOS DE PATRICIO PRON
Patricio
Pron (Argentina, 1975) es autor de los volúmenes de relatos Hombres infames
(1999), El vuelo magnífico de la noche (2001), El mundo sin las personas que lo
afean y lo arruinan (2010), Trayéndolo todo de regreso a casa. Relatos
1990-2010 (2011) y La vida interior de las plantas de interior (2013), así como
de las novelas Formas de morir (1998), Nadadores muertos (2001), Una puta
mierda (2007), El comienzo de la primavera(2008), ganadora del Premio Jaén de
Novela y distinguida por la Fundación José Manuel Lara como una de las cinco
mejores obras publicadas en España ese año, y El espíritu de mis padres sigue
subiendo en la lluvia (2011), que ha sido traducida al noruego, francés,
italiano, inglés, neerlandés, alemán y chino. Su trabajo ha sido premiado en
numerosas ocasiones, entre otros con el premio Juan Rulfo de Relato 2004, y
antologado en Argentina, España, Alemania, Estados Unidos, Colombia, Perú y
Cuba. Sus relatos han aparecido en publicaciones como The Paris Review,
Zoetrope y Michigan Quaterly Review (Estados Unidos), die horen (Alemania),
Etiqueta Negra (Perú), Il Manifesto (Italia) y Eñe (España), entre otros. La
revista inglesa Granta lo escogió como uno de los veintidós mejores escritores
jóvenes en español de su generación. Pron es doctor en filología románica por
la Universidad «Georg-August» de Göttingen (Alemania). En la actualidad vive en
Madrid. Sus dos últimos libros son Nosotros caminamos en sueños y El libro
tachado. Prácticas de la negación y del silencio en la crisis de la literatura,
ambos de 2014.
Fotografía:
Giorgia Fanelli