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miércoles, diciembre 14, 2016

EXPECTATIVAS POLÍTICAS Y ELECTORALES DE COLOMBIA

El proceso de negociación de la Habana de manera curiosa acentuó los radicalismos  en Colombia, los actores políticos, tanto del partido de gobierno con su variopinta coalición, como la oposición centrada en los partidos “Centro Democrático” y “El polo”, hasta la fecha no han sido capaces de remover el ausentismo anquilosado del electorado Colombiano, está en un 70 %, la mayoría de los ciudadanos capaces de sufragar decidieron no participar, darle la espalda a cualquier proceso político, cansados de la corrupción y de lo mismo, ni siquiera el plebiscito que significaba el principio de una salida al conflicto los conmovió, lo que habla mucho de la grave situación en materia política de nuestro país.
El año que viene será de campaña total, no solo arranca la renovación del congreso con toda su parafernalia, sino saldrán a la palestra los candidatos presidenciales. La situación política del país es muy compleja. Habrá tres candidatos muy fuertes: El de la coalición de Gobierno, el del Centro Democrático y uno que denominaré de tercera vía. Ninguno de estos tres está claro y de hecho su  suerte depende no sólo de las alianzas, que medirán el peso de las fuerzas y la capacidad de los lideres en lo que tiene que ver con su aceptación masiva, sino del mismo proceso de paz, como se vaya desenvolviendo, lo que generará nuevas expectativas, no siempre electorales. A esto se suma la situación de facto de un país seriamente radicalizado, con vastas zonas en una situación difícil, nueva por demás, la FARC se medirá electoralmente y de hecho es previsible que se le provoque buscando hacerlo caer en actos de violencia, los actores radicales que no aceptan esta nueva realidad están al acecho.
El partido Liberal, una parte del partido conservador y ciertas fuerzas independientes están más cerca de elegir a Humberto De La Calle, que al Doctor Germán Vargas Lleras, quien pese a su fuerza electoral y peso en el actual gobierno, después del plebiscito ha perdido liderazgo a nivel nacional, lo que no le resta importancia, pues su capacidad electoral está descontada, de hecho su partido, cambio radical, mantiene una organización electoralmente vigente, esto quiere decir con muchos votos. La ortodoxia del partido conservador que escogió candidato hace mucho tiempo, el doctor Ordoñez, parece no verlo hoy tan fuerte, como cuando fungía como procurador de la nación, parece que sin cargo ya no es el mismo, aún así, no está descartada su candidatura. Sergio Fajardo y Jorge Robledo, son dos candidatos con muchas posibilidades, depende de la capacidad que tengan para convertirse en una tercera vía, aquella que puede canalizar el descontento inmenso de este país. Muchas variables son las que deberían tenerse en cuenta para que les brille el sol a estos señores con más liderazgo que partido.
El mundo ha demostrado las sorpresas en que se mueve la opinión en los últimos tiempos a la hora de votar. Nada está garantizado y las campañas dependen de variables muy poco medibles, difíciles de cuantificar y  definir; las redes sociales, las campañas negras, lo perverso del mismo sistema y la falta de educación política son factores que inciden en las elecciones y nadie garantiza un control sobre estas variables. La atomización de los partidos en pequeñas maquinarias electorales, convierte cualquier elección en un mercado persa de alianzas y favores. Hay posiciones que no se pueden esquivar y los candidatos presidenciales tendrán que exponerlas sin sesgos. Cada candidato deberá sentar una posición clara frente a la actual negociación con la FARC y con la que se vendrá con el ELN. A esto se le suma el reto que será el manejo de  las relaciones con el próximo gobierno norteamericano en cabeza del imprevisible Trump, la situación delicada con la frontera Venezolana y el proceso de apertura comercial, para sólo citar algunos de los más importantes.
Quiero enfatizar en el proceso electoral, está para alquilar balcón, cada región se cocinarán una infinidad de alianzas que matizarán todas las relaciones políticas en adelante, incluyendo el proceso de paz. Como siempre viviremos en medio de una delicada situación frente a los actores radicales y los factores de violencia que no dejan de mostrar su lado más grave, cualquier hecho fatal puede incidir en el orden público.