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domingo, enero 28, 2018

EL ENTRAMADO DE LAS FACTURAS

Estoy hablando de las facturas, esas cuentas de cobro que nos asedian por doquier, producto del sistema y la sociedad capitalista, cuya estructura es una compleja trama, indescifrable, estas constituyen uno de sus ejes principales, un componente de suma importancia desde lo macro-económico, la relación del individuo con el mundo se articula imprescindiblemente desde estos recibos, generan mil cruces, todos obligan pecuniariamente, sino las  paga las consecuencias  son graves. Las facturas tienen el don de atentar contra nuestra tranquilidad,  representan una de las peores servidumbres  que impone el sistema.
Es imposible desligarse de ellas, no atender la lista de ellas que nos obliga todos los días. En todas las casas hay un sitio para las facturas. Una carpeta, una cajón de la mesa de noche. Es como un lugar maldito, nos recuerda a su paso que, de no pagarlas, las cosas no funcionaran bien en adelante. Antes había dos o tres facturas, la vida era simple. Hoy son muchas. No recuerdo a mi padre preocupado por el pago de la TV, esta era gratis, menos del internet, ahí estaba una enciclopedia que suplía todo, menos el celular, había un teléfono para toda la casa, ahora se paga: El propio, el de la esposa, el de cada hijo y uno adicional  para las urgencia. Vivíamos en grandes barrios, no había por lo tanto el pago de la administración, ni conjuntos cerrados,  existía solo un celador en bicicleta sin importar lo grande que fuera el barrio, curiosamente al final no cuidaba a nadie, terminaba siendo el mandadero.
Una de las arterias vitales del sistema capitalista son las facturas, sin ellas no funciona el sistema.  Miremos bien su universo. Todo servicio genera una factura. La luz, el agua, el aseo, saneamiento… en fin. A las cotidianas les sumamos, el predial, el seguro del carro, la revisión metal-mecánica, las suscripciones, la tarjeta de crédito, el curso de la niña, la cuota del banco, la hipoteca, la universidad, el trasporte escolar, el parqueadero de la oficina………el pago del seguro incluyendo el seguro funerario……..Estar vivo: significa estar facturado, esta es la moraleja…..ser o factura. Producimos para pagar, el entorno sobrevive gracias a estos pagos…somos un sistema de pago, la modernidad, la tecnología, el entretenimiento y el mismo conocimiento dependen de la capacidad de pago que tengamos.
Desde lo tributario para el estado el lío es aún mayor, hablamos de ligas mayores, el recaudo en este caso es más complicado y por supuesto más alto. Para ello se crearon órganos de regulación y control muy fuertes. En esta escala las facturas siendo menores, son de suma importancia para el sistema y su pago puntual constituye buen o mal síntoma del funcionamiento de la economía.  El tema principal sobre el cual quiero centrar esta columna, es que estos recibos, se volvieron todo en nuestra existencia, se han convertido en una tortura. Un hombre de pocas facturas, es un ser insignificante, no existe, no consume. Esta sociedad de consumo todos los días busca crear más obligaciones, se las inventa, con sistemas de suscripción, ventas de productos innecesarios, casi todos engaños bien promocionados por un mercado perverso. Otro fenómeno, es que cuando usted merca, sale del supermercado y casi siempre se le olvida que el 19 % de la factura se la paga al estado, el IVA nos persigue. Como liberarnos de la mayoría…hay que empezar a pensar en lo que consumimos…..cuál debería ser nuestra relación con el estado en este tópico especifico, vaya usted a saber. Recuerden, no pagarlas genera consecuencias mefastas.


domingo, enero 21, 2018

LAS RUTAS DEL POSCONFLICTO EN COLOMBIA

No se entiende la falta de compromiso de la sociedad en general con respecto a la agenda de la Habana, que de hecho, le deja al país cifras contundentes sobre lo que ha significado el acuerdo con la FARC en materia de vidas humanas,  convivencia pacífica y distensión, donde antes sólo existía violencia e incertidumbre  ahora hay paz. Otra cosa es que el estado no haya asumido la presencia en estas zonas y las bandas criminales, la delincuencia común y ciertos grupos guerrilleros menores estén tratando de consolidarse en las mismas por lo que significan en ingresos y rutas del narcotráfico.
Este año, que es el último del gobierno, pese a la agenda legislativa que blindo los acuerdos, deben tomarse decisiones administrativas que lo consoliden. La última revista de  la  universidad nacional: “Análisis político” en un ensayo denominado “Debilidades institucionales a nivel local. Desafíos de la gestión territorial de paz” señala de manera lúcida aspectos técnicos que deberán tenerse en cuenta para consolidar los acuerdos y crear verdaderos territorios de paz.  El ensayo tiene como propósito: “Las debilidades técnicas y administrativas de las entidades territoriales, se constituyen en una barrera para el proceso de implementación territorial de las políticas públicas en Colombia. Paralelamente, los territorios más alejados del centro andino han tenido que asumir la administración de recursos de inversión y funcionamiento en contextos de violencia generalizada. Es necesario entonces, para la construcción territorial de escenarios de pos-acuerdo, analizar las problemáticas asociadas a la gestión pública en el marco de la débil capacidad institucional en el nivel local. Este trabajo se elaboró desde un enfoque cualitativo y descriptivo, donde se exponen conceptos y comprensiones relacionadas a las problemáticas que enfrenta la gestión territorial de la paz”[1].
Cuando hablo de que la agenda está lejos de cumplirse no lo hacemos por un prurito, esto no se entiende sino visitando las zonas donde antes se vivía en una violencia inexplicable en pleno siglo XXI.  El ensayo empieza con un acápite técnico define las competencias y la comprensión a priori en este tema: “Para Vanier (2010), el territorio es un espacio de construcción y apropiación social, que representa al mismo tiempo un marco de regulación; un área para la acción estatal y un referente de identidad. Ahora bien, en lo relacionado con la acción estatal, la territorialización, hace referencia a los dispositivos mediante los cuales el Estado cubre todo el territorio y así mismo, a los principios de cohesión interna que rigen al Estado en su relación con la sociedad y con los mercados”. Señala adelante: “En ese sentido, el análisis de la capacidad institucional tanto del Estado como de las administraciones locales para adelantar procesos de territorialización de políticas públicas, es multidimensional e incluye variables tan diversas como la capacidad de las administraciones locales para imponerse frente a los grupos ilegales y adelantar los procesos de gestión administrativa con independencia de intereses particulares”.
Nuestros territorios ( el 75 % del total), aquellos alejados de la zona andina y los centros de poder, de las ciudades que consideramos de manera equivoca como lo único que cuenta para el país en términos de lectura de la realidad, son los beneficiarios de los acuerdos, pero dependen del motor institucional, tanto local como nacional.
El ensayo es contundente: “En ese sentido, las dificultades de la territorialización de la acción pública en Colombia, está relacionada con la diversidad de actores y, por lo tanto, la diversidad de intereses, legales e ilegales, que pueden llegar a influenciar la actividad de las administraciones locales (Duque, 2015). Si se tiene en cuenta esta premisa, se logran identificar algunas características de las interacciones entre diferentes grupos de ciudadanos e instituciones en el nivel local, por ejemplo: “(…) la presencia de corrupción de naturaleza cuasi-sistémica, en algunas instancias y niveles de la administración, ante la inclinación al irrespeto de reglas; la concepción de las instituciones formales como mecanismos manipulables para conseguir fines propios y parcializados, y la acumulación de aprendizaje criminal de distintos grupos ilegales, y alianza, cooperación o subordinación de intereses legales a intereses de índole ilegal o ilegítimos socialmente”[2].
El estado debe enfrentar a la insurgencia que aun se mantiene vigente, no importa lo precaria que sea en apariencia, su papel aun genera mucha perturbación, los grupos ilegales y la propia corrupción y decisiones lentas de la administración local, para no hablar de la administración nacional, que es emblemática.
Es un hecho  que “las administraciones locales constituyen quizás el principal instrumento para concretar la acción estatal en el territorio. Cada administración, a través de un complejo de organismos y conjunto de funcionarios, buscan satisfacer las necesidades de la población en el marco del interés público, cumpliendo con los fines del sistema político”.
Las rutas del pos-conflicto de acuerdo a la agenda firmada,  a los compromisos del estado, deberá cumplirse a cabalidad. La paz definitivamente genera muchos más dividendos que la violencia, la corrupción y la ausencia del estado. La responsabilidad se marca en el curso de la presencia del estado donde la gestión pública local articulada con la administración central y la sociedad civil, constituyen el eje que nos permitirá ir consolidando los laboratorios de paz y convivencia pacífica.
Las  conclusiones del ensayo citado son claras en lo que respecta a los puntos ineludibles que tendrán que tenerse en cuenta: se base en el principio de descentralización y autonomía, desvirtuado por las recientes reformas al Régimen de Transferencias y al Fondo Nacional de Regalías. En ese sentido, es necesario revisar el tema de la asignación de competencias y recursos tanto al poder central, como a las entidades territoriales. Estableciendo con claridad, aquellas que pueden ser compartidas, más allá de los principios de coordinación, subsidiariedad y concurrencia (Trujillo y Pérez, 2016). Segunda: “implemente el modelo de Estado regional. Actualmente, el nivel central con el apoyo del DNP, acogió el enfoque regional en el Plan Nacional de Desarrollo, conformando regiones para la materialización de políticas estatales. El objetivo de esta decisión, es llevar a cabo acciones en territorios con características más o menos comunes, que permitan superar los desequilibrios territoriales existentes en Colombia”.






[1] Ángel Alberto Tuirán Sarmiento* Luis Fernando Trejos Rosero.
Debilidades institucionales a nivel local. Desafíos de la gestión territorial de paz.

[2] Ibidem

martes, enero 16, 2018

ECONOMÍA PARA PROFANOS

Los principales indicadores macroeconómicas del 2017 no fueron los más positivos, esto quiere decir que los gobiernos de las principales economías del mundo, quienes pretendían salir de una des-aceleración galopante, bastante preocupante por cierto, no lo lograron, la economía nunca mostró índices que permitieran inferir que lograron dichas metas. Ni los Estados Unidos, ni Latinoamérica y menos Europa pueden hablar con optimismo de sus logros. El mundo parece haber aprendido a caminar en cámara lenta en esta materia y no se da con la fórmula que permita el despegue hacía mejores horizontes, los indicadores siguen siendo fatales.
Guy Sorman, excelente pensador francés, en un texto memorable que leí hace muchos años: “La economía no miente” expresaba: La economía es una ciencia. Su objeto es distinguir entre las buenas y las malas políticas. Sólo en el curso del siglo XX, las malas políticas económicas devastaron las naciones y causaron más víctimas que cualquier epidemia: La colectivización de las tierras en Rusia en 1920, en China en los años cincuenta o en Tanzania 10 después, condenando a hambruna a cientos de miles de campesinos. La emisión moneda sin respaldo desestabilizó a Alemania de los años veinte y favoreció el ascenso del nazismo. En 2007 la hiperinflación destruyó Zimbabue.”
De igual manera hay excelentes decisiones que han traído alivió a naciones y pueblos: En materia económica las decisiones tomadas por China a partir de los 90 del siglo pasado, las del gobierno Chileno en los últimos 20 años, las de la unión Europea frente a las naciones del este…en fin.
Paradójicamente las políticas tomadas por los últimos gobiernos sin distingo en el mundo para superar la crisis han sido en la mayoría de veces erradas, la reverberación de los nacionalismos, la no atención a los acuerdos multilaterales, cierto proteccionismo y política asimétricas entre occidente y los países emergentes han generado más incertidumbre que confianza. Pese a que ciertas cifras de los Estados Unidos hablan de recuperación, realmente el ciudadano de a pie, no lo siente así.
Joseph E. Stiglitz en su última columna aparecida en el periódico del diario “El espectador” con respecto a la última reforma tributaría del gobierno de Trump expresa“Nunca una legislación etiquetada tanto como reducción de impuestos y reforma fiscal ha recibido tanta desaprobación y burla como recibió el proyecto de ley aprobado por el Congreso estadounidense y promulgado como ley por el presidente Donald Trump justo antes de Navidad”. Con respecto a las medidas de los Republicanos y del presidente para recortar los programas de salud y protección a la mayoría de la población Paul Krugman escribió: “No, es una cuestión de crueldad. En los últimos años ha quedado cada vez más claro que el sufrimiento impuesto por la oposición republicana a los programas pensados para establecer una red de seguridad no es un error, es una característica. El objetivo es infligir dolor. Para entender a qué me refiero, repasemos tres noticias sobre políticas de atención sanitaria”. La primera, no han permitido la ampliación del Medicaid, En segundo lugar, “está la cuestión de los requisitos laborales para ser perceptor del Medicaid”, “por último, está el caso del seguro sanitario para niños. De nuevo, la financiación federal expiró en septiembre, y millones de niños perderán pronto la cobertura si no se restaura esa financiación. ¿Y cuánto tendrá que desembolsar el Tesoro si el Congreso hace lo que debería haber hecho hace meses y restaura los fondos? La respuesta, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, es… nada”.
La demanda en el mundo no despega, la desconfianza frente a las intempestivas e imprevisibles decisiones del presidente de los Estados Unidos no generan confianza, el Brexit, que aun no deja ver los acuerdos entre la comunidad e Inglaterra con claridad y las distancias tecnológicas sin ningún eje que genere convergencias, son factores que no permiten vislumbrar una salida pronta al fenómeno de des-aceleración, de inercia.
Las expectativas en este Enero no son las mejoras, pero es un hecho que los gobiernos deberán generar políticas eficaces para salir de la crisis..Estas tendrán que ver con el empleo, el aumento de la demanda y reglas claras que permitan a nivel global generar confianza. Pese a mi escepticismo, en materia económica siempre deberá darse salidas prontas…..no hay espera al respecto.






sábado, enero 06, 2018

ENTREVISTA CON KAREN ARMSTRONG

Siempre he traído a este blog artículos o entrevistas que ameritan su reproducción no solo por su calidad sino por la importancia del tema. El itinerario intelectual que descifra al hombre y su mundo nos va entregando trabajos de suma importancia como el de esta autora. La importancia de Karen Armstrong último premio de Asturias está descontada. Espero que mis escasos lectores disfruten y aprovechen esta entrega. CESAR H BUSTAMANTE

BLANCA A. GUTIÉRREZ   - DICIEMBRE 2017

“La religión es un arte, no una ciencia
que imparta conocimiento”

La Universidad de Oxford perdió seguramente a una gran profesora de Literatura Inglesa del siglo XIX cuando no aprobó el doctorado de Karen Armstrong (Wildmoor, Reino Unido, 1944), pero el mundo ganó una de las voces más autorizadas para hablar de religión, de compasión, de paz y de solidaridad. Su compromiso activo con la difusión de este mensaje guiado por la regla de oro —no hagas al prójimo lo que no quisieras para ti— le ha valido el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2017, que recogió a finales del pasado mes de octubre en Oviedo. Investigadora, estudiosa e historiadora de las religiones, Karen Armstrong, avalada por una experiencia —“no muy positiva”, dice— como monja católica, huye de la jerga académica para tratar de que sus palabras lleguen a todos los rincones, especialmente fuera de esa nueva aristocracia que, asegura, representa Occidente. Ha publicado una veintena de libros en los que analiza el origen y evolución de las religiones y los personajes que las han marcado. Entre ellos destacan Historia de Jerusalén, Una historia de Dios, La gran transformación, En defensa de Dios, Doce pasos hacia una vida compasiva y Campos de sangre (Paidós). Ahora se encuentra inmersa en un estudio comparado de las Escrituras de las grandes religiones del mundo.
—¿Ha encontrado alguna revelación en las Escrituras?
—Estoy encontrando dos cosas de gran interés. En primer lugar, que nos es muy difícil leer las Escrituras hoy día, porque utilizamos la razón. Y, de otro lado, que todas las Escrituras se centran en un ser humano sagrado, todas ven a Dios en forma humana. Por ejemplo, Buda nos da una idea de hombre ilustrado, de lo que todos somos capaces; nos muestra de lo que es capaz un ser humano transformado por la divinidad. Otro ejemplo, el confucianismo, que nos habla del hombre grande convertido en santo.
—¿Cómo debemos leer los textos religiosos?
—Dicen los neurofísicos que estamos metiendo la religión demasiado en la cabeza y eso hace que pierda sentido. Tenemos que ir más allá. La religión siempre ha estado acompañada del ritual, de la acción de aprender a través del cuerpo: cuando los hinduistas unen las manos o cuando un musulmán se pone en dirección a La Meca para rezar y se inclina, es una expresión corporal, el cuerpo enseña más allá de lo racional lo que significa someterse a Dios, en lugar de estar erguidos y mirar hacia uno mismo. Es necesario no solo leer las Escrituras, sino hacer lo que dicen.
—¿Cuáles son los estereotipos en torno a la religión?
—El primer cliché que existe acerca de la religión es la creencia en sí. Hablar de la religión es hablar de creer, pero la creencia es un concepto muy moderno. En inglés, la palabra believeno significaba la aceptación de una propuesta, sino confianza: tengo fe en ti, tengo confianza, creo en ti. La fe trata de eso, del compromiso.
—Le preocupa el lenguaje. ¿Qué papel juegan las metáforas y los dogmas en las Escrituras y en la religión, en general?
—Apenas hay dogmas en las Escrituras. Si miramos los Evangelios, por ejemplo, no hay doctrinas complicadas. El Corán mismo tiene muy poca doctrina. Lo que está pidiendo es justicia e igualdad, y que les demos algo a los demás. Al final de tu vida no te juzgarán por tus creencias, sino por lo que les hayas dado a otros. El hilo conductor que rige el Corán es que no está bien crear una fortuna privada para uno mismo, sino que debes compartir tu riqueza de manera justa y crear una sociedad en la que los pobres, los vulnerables, sean tratados con respeto.
—Sin embargo, no se ha conseguido llevar a la práctica, al menos de forma generalizada, la justicia y la igualdad, ese hilo conductor al que se refiere y que sirve de punto de encuentro entre las religiones monoteístas.
“Dicen los neurofísicos que estamos metiendo la religión demasiado en la cabeza y eso hace que pierda sentido. Tenemos que ir más allá. La religión siempre ha estado acompañada del ritual, de la acción de aprender a través del cuerpo”—Es cierto, pero hay que buscar la razón en el Estado premoderno. La aristocracia, que es un movimiento pequeño, sometió con su poder al 90% de la población. Ninguna civilización ha encontrado una alternativa a esto, y los historiadores nos dicen que este sistema de desigualdad que tenemos ha sido necesario para avanzar desde el nivel primitivo. Se creó una clase privilegiada que tenía tiempo para poder dedicarse a las artes y a todo lo que ha enriquecido a la humanidad. Se necesitaba saber leer y funcionar como un reloj para poder vivir en ese sistema. Pero, claro, cuando recibieron educación, empezaron a pedir igualdad. Ahora, en la época moderna, hemos sustituido la dependencia de la agricultura por la tecnología y la industria, pero vivimos en un mundo con una gran desigualdad, donde los inmigrantes se mueren literalmente por llegar a Europa, por alejarse del horror. Y globalmente, hemos creado una nueva aristocracia: Occidente frente al resto del mundo.
—¿Cómo tender un puente entre esa nueva aristocracia de Occidente y Oriente?
—No es solo Oriente y Occidente, es también el Sur, África y Sudamérica. A menos que creemos un puente con el mundo musulmán, no vamos a sobrevivir. Tenemos los mismos valores y debemos darnos cuenta de que es necesario que haya dos para que exista un conflicto. Hemos dado apoyo a regímenes tiránicos, como Irán, y ahora debemos recalcar las debilidades de nuestras culturas. Por ejemplo, yo, como británica, tengo que decir que si los británicos se hubiesen comportado según la regla de oro con sus colonias no tendríamos los problemas que tenemos hoy. Desde el Brexit la gente dice: Vamos a hacer que Gran Bretaña sea otra vez grande, y yo digo: ¡No, por Dios, ya lo hicimos mal una vez! Toda esta gente que está con las banderitas debe saber lo que ocurrió, hay que explicárselo. El Brexit es una negación de la realidad, va a contracorriente del mundo. Debemos estar muy atentos ante el incremento de la xenofobia y el auge del fervor étnico y nacional, porque hemos visto lo que ocurrió en el pasado.
—Ahora abrazamos las banderas en un resurgir del nacionalismo, ¿la religión ha sido sustituida por el culto a la patria?
—Sí, la nación ha suplantado de alguna forma a Dios. Creo que el estado-nación funcionó durante un tiempo, pero su palmarés ahora no está siendo bueno, el nacionalismo ha dado lugar a dos guerras mundiales y en muchos casos puede ser una forma de guerra.
—¿Cómo se combate el fundamentalismo?
—Con educación. El fundamentalismo es producto de la ignorancia. Los jóvenes que se unen al Daesh lo hacen movidos por un sentimiento de exaltación similar al que se vivía en las Cruzadas. No todos los fundamentalistas son terroristas, pero hemos de examinar las circunstancias en las que nació y para eso debemos remontarnos a la ocupación colonial. A nosotros nos ha ayudado contar con un gobierno secular, pero no nos vino impuesto. Gran parte del secularismo en el Oriente Medio ha sido bastante nefasto.
—Vivimos en una sociedad individualista, ¿tiene cabida la compasión que predica?
—No, las religiones no le dan el énfasis suficiente a la compasión y puede que los políticos hablen de compasión, pero no la practican. Parte del problema de la democracia es que todo tiene que ver con el “yo”, “conmigo”, me tienes que elegir a mí, hay que conseguir el voto… Cada una de las creencias religiosas ha interpretado la compasión a su manera, y la gente no sabe qué es la compasión, piensan que es sentir pena por alguien. A veces, se traduce por misericordia, que significa que yo estoy en una situación de privilegio y entonces siento pena por ti. Pero la compasión tiene que ver con la igualdad. Analizas tu corazón, piensas qué te haría daño y no se lo haces a otro. Esa es la regla de oro.
—En su libro La gran transformación recorre los primeros pasos espirituales del hombre y apuesta por recuperar los valores religiosos, como la regla de oro, ¿no sería más práctico hacer una interpretación secularizada de estos principios?
“La nación ha suplantado de alguna forma a Dios. Creo que el estado-nación funcionó durante un tiempo, pero su palmarés ahora no está siendo bueno, el nacionalismo puede ser una forma de guerra”—Sí, totalmente cierto, es una de las cosas interesantes que me ha marcado a la hora de escribir La gran transformación. La regla de oroforma parte de la estructura de la humanidad, y claro que no tiene por qué ser religiosa. No puedes ser religioso si no respetas la regla de oro, pero tampoco puedes ser humano. Confucio dijo: Hay que servir a todos, y no vivían en momentos pacíficos entonces, sino en sociedades similares a las nuestras, que parecían desmoronarse.
—¿Quiénes son los profetas en una sociedad laica?
—Un profeta para mí es alguien que va a contracorriente, que pone en entredicho las reglas existentes. Hay ciertas personas que son gigantes, como Desmond Tutu o Nelson Mandela, si hubiese alguien de ese calibre en Oriente Medio hoy día, las cosas podrían ser distintas. Un ejemplo claro es Jomeini, no ha sido bien entendido en Occidente, pero fue un gran hombre. Ahora necesitamos gente que tenga carisma moral.
—¿Pueden las religiones evolucionar y adaptarse a la sociedad actual?
—No solo pueden, deben. La religión no solo habla de doctrinas y de creencias, las doctrinas de fe no tienen sentido sin la práctica de los ritos y de la moralidad. No se saca la verdad de los Evangelios salvo que intentes implantarlos en una vida compasiva cada día. Necesitamos referentes para dejar de ser una sociedad materialista, consumista o narcisista, pero esto hoy es predicar en el desierto, porque la gente lo que quiere es que se le den cosas y estar cómodos. El yoga, por ejemplo, en realidad era una forma sistemática de destruir el ego, y ahora lo hemos convertido en un ejercicio aeróbico para relajarte, o el mindful, que se supone que es para sentirnos bien con nosotros mismos. Sin embargo, en el budismo, de donde proviene, el mindful es la autopercepción del “yo”, y lo que persigue es demostrar que no existe ese “yo”.
—Dentro de esa evolución, ¿la mujer dejará de tener un papel secundario?
—Me agito mucho cuando se habla de patriarcado de las religiones, ya que hasta hace poco el mundo era de los hombres. ¿Cuándo logramos el voto las mujeres occidentales? Llevamos siglos de patriarcado. Cuando me preguntan si habrá alguna vez una Papisa, digo que yo no la veré.
—¿Debemos prohibir el velo, por ejemplo, en las escuelas?
—Creo que no. Yo era monja, llevé mi hábito y nadie me pidió que me lo quitara. No quiero que la mujer lleve nada que no quiera, pero la historia nos enseña que cuantas más personas insistan en que se quite el velo, más personas lo querrán llevar como desafío. Cuando pensamos en los grandes problemas que asolan el mundo, el que una mujer lleve o no un velo me parece de poca importancia, no hay nada sagrado ni hay motivo para tener que vestirse de manera occidental para parecer moderno.
—¿Qué tiene de arte, de poesía, la religión?
—La religión es un arte, no una ciencia que imparta conocimiento. Los seres humanos tenemos tendencia a caer en la desesperación, y si no encontramos un valor en las cosas que hacemos, nos quedamos paralizados. Somos el único animal que sabe que va a morir, y desde siempre, desde las cuevas, hemos creado a la vez arte y religión.