Powered By Blogger

domingo, febrero 25, 2018

CONFESIONES DE LA CARNE SEGÚN FOUCAULT



Es notorio el interés de este blog por el pensamiento de Michel foucault, al que de alguna manera le hemos dado un trato preferente, quedando incluso de colgar algunos trabajos personales que considero mis escasos lectores deben leer. La publicación del cuarto tomo de “Historia de la sexualidad”, constituye una noticia de la mayor importancia. Esta reseña aparecida en “La revista Ñ” del periódico “El Clarín” de Buenos Aires, escrita por el excelente pensador Edgardo Castro, muy conocido por los trabajos sobre este autor, me parece debe ser reproducida pues es toda una noticia, sabemos pensar se ha vuelto una excepción. CESAR HERNANDO BUSTAMANTE

Castro.
Se publica un inédito del gran pensador francés. Aparece en Francia el tomo IV de la Historia de la sexualidad.
Desde París. El 25 de junio de 1984 fallecía Michel Foucault. Una de las cláusulas del testamento redactado en 1982 establecía “pas de publication posthume”, es decir, ninguna publicación póstuma. A pesar de ello, no dejaron de aparecer trabajos de su autoría. En 1994 se publicó en francés una edición en cuatro tomos tituladaDichos y escritos, que reunía textos mayormente breves ya publicados en vida del autor, es decir, sin ninguno estrictamente póstumo.
A partir de 1997 comenzaron a publicarse sus cursos en el Collège de France, ya que por haber sido leídos en clases públicas y grabados con la autorización del propio Foucault podían considerarse como ya publicados de manera oral. Más recientemente, aparecieron otros cursos, artículos, conferencias, diálogos y, sobre todo, su tesis complementaria de doctorado. En ninguno de estos casos se trataba de un inédito en sentido estricto: ya circulaban registros orales, ya existían versiones en otros idiomas, o nuevas versiones ampliadas. Si exceptuamos algunos textos breves, entonces, Las confesiones de la carne, el cuarto volumen de la Historia de la sexualidad que acaba de publicarse en Francia, es el primer inédito de Foucault en sentido estricto.
Foucault había publicado el primer volumen en 1976 y los siguientes, el segundo y el tercero, ocho años después, en 1984, poco antes de morir. Pero lo cierto es que también había enviado el manuscrito de Las confesiones de la carne para que fuese publicado, aunque ya no tendría ni el tiempo ni las fuerzas para realizar las correcciones requeridas por la transcripción editorial. Entre idas y vueltas, fueron necesarios casi treinta y cinco años para que, finalmente, este volumen llegase a las librerías.
Más allá de la ansiedad de sus lectores, del interés de los especialistas y del público (por estos días no hay casi ninguna librería importante en París que no le dedique un lugar destacado en sus vitrinas), es necesario preguntarse qué aporta de nuevo a lo que ya hemos leído y conocemos. Se equivocan tanto aquellos que piensan que todo es novedad como, al contrario, quienes creen que pueden prescindir de su lectura. Y se equivocan también, como ha sucedido en algunas de las primeras reseñas de Las confesiones de la carne, quienes han puesto el acento en que se trata de un libro sobre el cristianismo de los primeros siglos y en el hecho de que el autor sostenga que, por esa época, entre los autores paganos y los cristianos, entre los filósofos y los Padres de la Iglesia, hay una línea de continuidad en lo que concierne a los códigos de la moral, las reglas de lo permitido y lo prohibido. Del interés de Foucault por el cristianismo ya estábamos sobremanera advertidos a través de la lectura de sus cursos de inicios de la década de 1980. Y los historiadores ya nos habían advertido acerca de la continuidad entre el paganismo y el cristianismo, por ejemplo, en la condena de las relaciones sexuales por fuera de la finalidad reproductiva en el marco del matrimonio, la homosexualidad y la prostitución. Los propios Padres de la Iglesia, con no poca imaginación, sostenían, en efecto, que habían sido los filósofos los autores del robo, es decir, que habían tomado sus ideas del Antiguo Testamento. Ya Platón, por ejemplo, habría leído al profeta Jeremías.
Una expresión del poeta René Char, que el propio Foucault hizo poner en la contratapa de la edición francesa del primer volumen y que aparece también en la de Las confesiones de la carne, constituye, sin dudas, su mejor puerta de ingreso: “La historia de los hombres es la larga sucesión de los sinónimos del mismo vocablo. Contradecir esto es nuestra obligación”. Los supuestos sinónimos en cuestión son aquí tres: aphrodisia, carne, sexualidad. Aphrodisia es el nombre de la experiencia griega del sexo. Aphrodisia eran las cosas de Afrodita (que los latinos tradujeron por venérea, las cosas de Venus), aquellos actos a los que la naturaleza asoció un placer tan intenso que los hace siempre susceptibles de exceso y revuelta. Carne es el nombre que se le da a la experiencia cristiana de estos actos y placeres. Sexualidad, el de nuestra propia experiencia, la de los modernos. La experiencia ética del sexo de los griegos, los cristianos y los modernos constituye el eje de toda la Historia de la sexualidad. El primer tomo se ocupa de la sexualidad moderna; el segundo y el tercero, de los aphrodisia griegos; y el cuarto, de la carne de los cristianos.
La experiencia cristiana

Desde el punto de vista del código puede hablarse de una cierta continuidad a lo largo de todas estas experiencias, pero ninguna de ellas se define o puede describirse adecuadamente limitándose a la perspectiva de las reglas de lo permitido y de lo prohibido. Es necesario entender por qué alguien acepta un determinado código, con qué finalidad, a través de qué prácticas se vincula con él. Según el vocabulario de Foucault, las formas de sujeción, la teleología y las formas del trabajo ético son tanto o más relevantes que el código. No es lo mismo, por ejemplo, controlar los propios placeres y moderarlos porque el dominio sobre sí mismo, el gobierno que se ejerce sobre sí mismo, es un requisito para gobernar a los otros en este mundo, que hacerlo porque se quiere alcanzar la vida eterna que ha sido prometida en otro mundo. Por ello, a pesar de la continuidad relativa de los códigos, se trata de experiencias diferentes. Aphrodisia, carne y sexualidad no son sinónimos. Las confesiones de la carne se ocupa describir la especificidad de la experiencia cristiana de la carne, mostrando cómo se formó a partir de la transformación de los aphrodisia y cómo hizo posible la experiencia moderna de la sexualidad.
Los análisis de Foucault se extienden del siglo II al siglo V, de Clemente de Alejandría a Agustín de Hipona, de El Pedagogo a la Ciudad de Dios; se pasa, entre otros, por Tertuliano y Casiano, de quienes ya se había ocupado detenidamente en el curso de 1980 en el Collège de France, El gobierno de los vivos. En efecto, las páginas dedicadas a Clemente y sobre todo a Agustín constituyen los aportes más novedosos e importantes de Las confesiones de la carne. Clemente es el primero en elaborar todo un régimen de actos sexuales que no se establece, como sucede con los aphrodisia, en función de la sabiduría y de la salud individual, sino, sobre todo, desde el punto de vista de las reglas intrínsecas del matrimonio. Pero será necesario esperar a Agustín para que se constituya esa experiencia de la carne, en la que tanto el conocimiento de sí mismo y como la transformación de sí mismo requieren de la manifestación de la verdad, la verbalización del propio deseo, y de la lucha contra el mal que corrompe nuestra naturaleza a partir del pecado de los orígenes. Tanto en Clemente como en Agustín nos encontramos con la matrimonialización del deseo legítimo; pero sólo con Agustín tiene lugar la libidinización de todo deseo. Agustín, en efecto, llama libido al deseo cuya naturaleza ha sido modificada por el pecado original y ya no responde a la voluntad del hombre.
Sin Clemente no puede comprenderse el paso de los aphrodisia a la carne; sin Agustín, el de la carne a la sexualidad. En cuanto concierne al deseo, hablamos todavía la lengua de Agustín. En este sentido, Las confesiones de la carne es una pieza fundamental de esa genealogía del hombre de deseo que Foucault lleva a cabo en su Historia de la sexualidad.
Edgardo Castro es doctor en Filosofía e investigador del Conicet. Es autor de Diccionario Foucault e Introducción a Foucault, ambos publicados por Siglo XXI.







domingo, febrero 18, 2018

QUE ES LA POLITICA PARA TIEMPOS ELECTORALES


En todos los grandes pensadores —incluido Platón— es llamativa la diferencia de rango entre sus filosofías políticas y el resto de su obra. La política nunca alcanza la misma profundidad. La ausencia de profundidad de sentido no es otra cosa que la falta de sentido para la profundidad en la que la política está anclada. HANNA AREND
No se asume el concepto de “Política” en toda su extensión histórica, ni menos en las configuraciones semánticas que le dan sostenibilidad en el marco de las articulaciones con los fundamentos constitucionales, filosóficos,  sociales, además  de aquello que llamamos praxis. Uno relee a Aristóteles y entiende la actual crisis: “Si observamos que toda ciudad es una cierta compañía, y que toda compañía se ajusta por causa de algún bien—porque todos hacen las cosas por parecerles buenas, claramente se echa de ver que todas sus compañías pretenden algún bien, y muy señaladamente aquélla, que es la más principal de todas, y que comprende en sí todas las demás compañías, habrá de pretender el bien más principal de todos. Esta es, pues, la ciudad y la compañía civil. Aquellos, pues, que opinan que todos los hombres son aptos para regir una ciudad o un reino, lo mismo que para una familia, no lo entienden bien”.  De esto se deduce que la política siendo un arte por excelencia soportado en el deseo de hacer el bien, de la virtud como tal, no es pertinente para aquellos que no piensan en el bien en general. Se expresa de otra manera: “Son las actividades referentes a la ciudad, o más concretamente el gobierno de la ciudad. Y aplicaríamos el calificativo de político, para designar aquella condición necesaria de los seres humanos que viven, como consecuencia de su propia naturaleza, en una forma específica de la sociedad humana, la ciudad. Sólo el hombre, recordará Aristóteles, es político, los dioses o los animales no necesitan de la ciudad. El hombre es, en efecto, zoon politikon”[1].  Estudiar la gobernabilidad, la gobernanza en términos de Foucault como tal, la relación saber y poder, el factor dominante de cómo unos actúan sobre otros constituye un eje de suma importancia para establecer cómo se define el concepto performativo de política en la praxis. Colombia está en plena actividad pre-electoral. Todos los candidatos han estado en el entramado de la política, han hecho parte del estado desde hace muchos años. De alguna manera son responsables de lo que sucede en este país que aún no encuentra el norte, que está lejos de tener una convivencia civilizada y que definitivamente tiene una crisis ética absoluta. La política cuando se asume con rigor, desde el discurso, en los soportes teóricos esenciales, la relación entre los factores semánticos y la realidad determinan los niveles de coherencia en que nos movemos, ellos constituyen el resultado social concreto. Somos lo que hablamos en relación con lo que producimos, esta relación en sus afinidades determina gran parte de nuestras relaciones sociales, en el fondo constituye la salida a nuestros problemas. En términos de Habermas “Sería compatibilizar la normatividad (que es producto de consensos, nace de la estructura del estado y de un poder específico) que emana de un mundo de la vida estructurado lingüísticamente con la contingencia del desarrollo natural e histórico del las formas socio-culturales de la vida”[2]. Colombia vive en una corrupción galopante, la política es el arte de aprovechas las súper-estructuras del estado para intereses particulares, pese a la evolución del estado, a los niveles de democracia y la ley que tenemos, parecemos no entender los compromisos éticos soportados en las normas los cuales tienen un contexto histórico, filosófico. Los candidatos parecen seres celestiales, actúan como si no fueran responsables de nuestra realidad. Algunos nos consideran demasiado ingenuos. Recordé en una introducción de un texto de Hanna Arend esta afirmación que nos sirve para entender lo que pasa: “En la época moderna con la progresiva sustitución de lo político por lo social, el mundo, como espacio público se ha ido deshabitando y ya no ilumina, ya no permite hacer visible el quién”[3][4]. Solo les pedimos definitivamente a nuestros candidatos y  políticos coherencia, el reconocimiento de los graves momentos que padece la nación y un poco de sindéresis. No más.










[1] JUAN JOSÉ SOLOZABAL ECHAVARRIA. Una nota sobre el concepto de política.

[2] Habermas. Verdad y justificación.


domingo, febrero 11, 2018

LA MIGRACIÓN DE VENEZOLANOS A COLOMBIA


Es un hecho, la migración es: “La búsqueda de mejores condiciones de vida y de trabajo, el mercado mundial del trabajo, las desigualdades económicas, sociales y demográficas persistentes, las violaciones de los derechos humanos, los cambios ambientales así como los conflictos y la violencia son impulsores de la misma”. La grave situación de Venezuela donde las necesidades mínimas de un ser humano no es posible cubrirse, gracias a una dictadura corrupta, ineficaz, empotrada en el poder e impotente. Feudalizó el estado a favor de micro poderes que han llevado a la nación más rica de Latinoamérica a la peor crisis de que se tenga historia, cada quien usufructúa su cuota sin importarle que pasa con los demás. Frente a esta realidad, los Colombianos tenemos una responsabilidad muy grande con los nacionales de este país, quienes no ven otra salida al hambre que la migración, sus hijos mueren de hambre, no tienen salud y menos educación. Estamos frente a un estado absolutamente fallido. Durante mucho tiempo, más de cinco millones de ciudadanos Colombianos que buscaban mejores posibilidades emigraron a Venezuela, trabajaron y ayudaron a la economía de Colombia y a sus familias con  remesas por más de treinta años, muchas de ellas están de vuelta, llegó la hora de cumplir con nuestra cuota de solidaridad. 
El éxodo masivo se ha incrementado en los dos últimos meses por efecto de la crisis alimentaria del país vecino. Estamos lejos de ser un país rico, pero no es menos cierto que debemos ayudar a nuestros hermanos. Cuando digo hermanos no es un prurito, compartimos una historia desde la conquista Española, la frontera más grande de la zona Andina y muchas familias a lo largo del territorio están mezcladas desde hace mucho tiempo con una suerte compartida. El comercio en la frontera ha sido siempre importante y de hecho estas poblaciones se han entrelazado, con un ítem,  siempre superando las circunstancias adversas, han sabido capotear cada coyuntura.
El gobierno debe fortalecer las estrategias para recibir este éxodo, solicitar ayuda internacional, convocar a las naciones unidas y la OEA, la situación de los ciudadanos Venezolanos llegó a un estado de absoluto abandono de parte del estado, queramos o no, la emigración no parará.




sábado, febrero 03, 2018

LA CRISIS DE LOS DIALOGOS CON EL ELN EN COLOMBIA

Los diálogos de Quito entre el grupo guerrillero ELN y el gobierno Colombiano están en su peor momento. Después de la última tregua pactada, plazo que se cumplió en diciembre, las torpezas del ELN han llevado el proceso a una crisis que puede romper totalmente con los diálogos.
El ex vicepresidente Bell no ha podido ni siquiera iniciar su labor como representante del gobierno, el presidente declaró la suspensión de los diálogos  debido a los infames atentados del grupo guerrillero: Voló dos oleoductos en el llano y  hace dos semanas puso una bomba en una estación de policía en Barranquilla, con un costo en vidas  que no se entiende, menos en plenos diálogos, hecho que conmovió al país, como era lógico, ocasionó una protesta general.
Las torpezas del ELN han sido múltiples. Pareciera que no reconoce el momento histórico ni la coyuntura, la FARC desmovilizada dejó amplio territorios de su dominio inermes, hecho que en apriencia fortalecería a los Elenos según la visión cortoplacista y miope de su dirigencia. Esto los ha llevado a desconocer la oportunidad brindada por el presidente en un momento donde la guerrilla, no solo es anacrónica, sino que no tiene razón de ser: Ni políticamente, ni militarmente y lo que es peor, hoy, no representan a nadie, verdad irrefutable que parece no entienden.
Firmada la paz, incorporados al país políticamente y civilmente, su lucha tendría resultados positivos,  lo que le daría algún sentido histórico. Desde esta perspectiva el acuerdo se hace necesario desde las posibilidades de la real política, de su razón de ser. La dirigencia del ELN actúa con una torpeza inexplicable y el presidente vuelve a cometer los mismos errores de comunicación y sindéresis del proceso con la FARC, el país solo está enterado de los errores del proceso y no de los logros y menos no entiende la necesidad del acuerdo.
La crisis hoy es total, al presidente y los comisionados les toca ser más inteligentes que las circunstancias,  la dirigencia del ELN,  carentes totales de visión histórica, deben ceder y asumir el acuerdo dentro de una tregua bilateral seria y sin engaños. Es necesario superar la crisis, le queda muy poco tiempo a este gobierno para acordar y cerrar un acuerdo, como deduzco por lo dicho por los candidatos a la presidencia en esta campaña, es muy difícil que el siguiente gobierno, sea cual fuere el presidente electo, continúe con los diálogos. Imposible que sigamos matándonos, imposible que no hagamos política civilizadamente, imposible que Colombia no pueda vivir en paz. Siempre hay enemigos soterrados de la paz y de estos diálogos. Ojala no terminemos por darles la razón.